
Creo que los dos seguimos siendo “cabezas duras”, porque después de tantos años juntos seguimos persistiendo en que la vida va por otro lado. Nosotros nos deslizamos como las gráciles bailarinas que conocía Cat Stevens, pero por el Cielo. Cuando la mayoría va hacia un lado nosotros tomamos el rumbo opuesto, y eso no es nada fácil, pero de a dos es posible.
Hoy soy feliz al compartir tus logros en lo que más te gusta y sabés hacer, que es ayudar a que los demás sean mejores, y cumplan sus sueños, sobre todo los jóvenes, de las maneras menos establecidas posibles.
En esencia no cambiaría nada de estos casi 22 años, pero si tuviera la posibilidad de elegir otra vez, elegiría una versión de nosotros mismos, más juguetona y menos seria, con más tiempo para relajarnos y reírnos, con más confianza en los cuidados y protección con los que somos bendecidos todos los días, desde “arriba” y desde aquí “abajo”.
Pema Chodrom dice que el mayor desafío es no actuar como estamos acostumbrados a hacerlo, que eso crea un espacio abierto de ternura y amabilidad para con nosotros mismos.
Por eso te agradezco el cumplido de "cabeza dura"y te regalo esta escena, un poco bizarra y bien terrenal, tantas veces vista en los viejos VHS alquilados, pero sumamente disfrutable.
No se compara con la canción de Cat, que es realmente de una belleza y sutileza inolvidable.
(Para los que no entienden nada, si quieren, lean el post “Cabeza dura” en “Usa el reflejo”).
Aquí va “el baile de Vincent y Mía” de Pulp Fiction.