
Hubo un comentario del amigo Ferran del blog “Al otro lado del espejo” que inspiró esta entrada., nombró tres palabras: entrañable, delicado y hecho con amor.
La espiritualidad femenina para mí es eso, crear un clima donde las cosas se den, sin que siquiera te des cuenta, impregnar e impregnarse. Encontrar un camino, como dice Castaneda en palabras de “Don Juan” con corazón. El camino mismo va siendo la meta.

Pero veamos un poco las diferencias:
El filósofo y erudito Ken Wilber habla de su experiencia con Treya, su esposa: “Arriba el Cielo y abajo
Pero en las grandes tradiciones, el Espíritu no se encuentra ni en el Cielo ni en

“El nuestro es un trabajo habitualmente invisible que carece de título, jerarquía y estatus, pues ya sea en una familia, en una comunidad o en cualquier otro entorno más evidente, el nuestro es un trabajo sin forma, el trabajo de crear un estado de ánimo, una situación, un clima”.
“La espiritualidad femenina está menos orientada hacia la consecución de objetivos, es más envolvente, más abarcadora, más carente de forma y, por ello mismo, puede contribuir a modificar notablemente nuestra concepción de
“La espiritualidad de las mujeres resulta difícil de ver, difícil de definir ¿cuáles son las etapas, los pasos y el entrenamiento a seguir?, ¿acaso tejer o hacer crochet es tan bueno para entrenar la atención y apaciguar la mente como la meditación?.”

Carol Gilligan descubrió que el razonamiento moral de las mujeres es muy distinto al de los hombres, mientras éstos basan sus decisiones en reglas, juicios y derechos, las mujeres tendemos a valorar los sentimientos, los vínculos y las relaciones. Prestamos atención a aspectos diferentes.
Un ejemplo típico de ella es el siguiente: un niño quiere jugar a los “piratas” pero su amiguita prefiere jugar a “las casitas”. Así que la niña más conciliadora y más atenta a las relaciones, puede decir: “Muy bien, tu puedes ser el pirata que vive en la casa de al lado”.
Otro ejemplo: cuando los niños juegan al fútbol y uno de ellos falla y se hecha a llorar, una niña puede decir: “Denle otra oportunidad”. Los niños, por su parte suelen responder: “No, las reglas son las reglas. Está eliminado” Según Gilligan los niños se saltan los sentimientos para salvar las reglas mientras que las niñas se saltan las reglas para preservar los sentimientos. Ambas facetas son muy diferentes pero resultan igualmente importantes en el mundo real".
Existen modelos espirituales netamente masculinos en mi opinión, como el budismo zen y existen modelos femeninos como lo es Findhorn, o
Quizás en este nuevo tiempo los límites tan definidos se difuminen y ya no se hagan tan evidentes sus diferencias. Hace tiempo, oí decir a una mujer en una comunidad de artes, que seguía un modelo similar a Findhorn. Y se invitaba a grupos muy dispares a mostrar sus actividades, que en definitiva, de lo único que se trataba era de seguir el camino del Amor.
Por mi parte siento que mi equilibrio se encuentra disfrutando de una espiritualidad relajada pero diligente, sin prisa pero sin pausa, sembrando y dedicándome a contemplar como crece la cosecha…
Gracias por presentarme a Ken Wilber.Explica muy claramente,ahora estoy segura que la mujer debe recuperar su lugar en la sociedad si queremos salvar el planeta.Bendiciones.
ResponderEliminarEl equilibrio es una de llaves para abrir las puertas a un mundo mejor.
ResponderEliminarMuy interesante este texto.
Gracias por compartirlo.
Sí. Una espiritualidad que nos sea propia. Como mujeres y como criaturas únicas.
ResponderEliminarY con tu permiso me copio el texto de Wilber y el video para mi blog.
Besos.