“Los únicos momentos que valen la pena al tocar son cuando dichosamente puedo ignorar a las personas a las que se supone entretengo. Ya no hay yo, ni público necio al que divertir. Sólo queda el corazón y el alma., el mundo, los pájaros, tormentas, sueños, tristeza, serenidad celestial. Entonces soy un artista digno de tal nombre…
Hasta que esto sucede, o si no llega a ocurrir, no soy más que un desgraciado”.
William Kapell (1922-1953).
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