"No existe ninguna fórmula ni método secreto. Se aprende a base de amar: prestando atención, y haciendo lo que se descubre que hay que hacer"
Aldous Huxley

domingo, 28 de febrero de 2010

Thomas Merton, verdadero zen cristiano


Hace años que guardo como un tesoro una hoja de papel donde escribí este texto de Thomas Merton que hoy finalmente transcribo para compartir.

Cuando lo leí por primera vez sentí una profunda emoción al igual que ahora, es un sentimiento difícil de explicar, una aspiración sin expectativa alguna, y por eso mismo, como dice él, “constituye para mí una fuente de inmensa confianza.



“Para pertenecer a Dios tengo que pertenecerme a mí mismo. He de estar solo, o al menos interiormente solo. Esto significa la renovación constante de una decisión. Yo no puedo pertenecer a otras personas. Nada de mí pertenece a nadie excepto a Dios. Soledad absoluta de la imaginación, la memoria, la voluntad. Mi amor hacia todo es ecuánime, neutral, limpio. Ningún exclusivismo. Sencillo y libre como el cielo porque yo amo a todos y cada uno y nadie me posee, me retiene o me ata. Para no ser recordado o incluso deseado, he de convertirme en una persona a la que no conoce nadie. Ellos pueden tener a Thomas Merton, que está muerto. Por lo que a mí se refiere mi nombre es ese cielo, esos postes de la valla y esos cedros. Ni siquiera meditaré sobre quien soy yo, ni diré que mi identidad no es asunto de nadie, porque eso implica una agresividad que está fuera de mí intención. No tiene ningún sentido.

Ahora toda mi vida es esto, mantenerme sin trabas. El viento posee los campos por donde yo paseo, y ni yo poseo nada ni nada me posee a mí, e incluso nadie se olvidará de mí porque nadie me descubrirá nunca.

Esto constituye para mí una fuente de inmensa confianza.”


Thomas Merton.

Zen, la vida del maestro Dogen


"Flores en primavera, cuclillos en verano, la luna en otoño, y la fria nieve en invierno" .



"Estudiar el Camino de Buda es estudiar a sí mismo. Estudiar a sí mismo es olvidarse de sí mismo. Olvidarse de sí mismo es ser iluminado por los diez mil darmas. Ser iluminado por los diez mil darmas es estar libre del cuerpo-mente de uno mismo y de los de otros. No queda rastro de iluminación, y esta iluminación sin rastro sigue para siempre."



"Realizar la iluminación es como la luna que se refleja en el agua. La luna no se moja ni el agua se perturba. Aunque su luz es extensa y fuerte, la luna se refleja hasta en un charco de una pulgada de ancho. Toda la luna y todo el cielo se reflejan en una gota de rocío en el pasto, en una gota de agua. La iluminación no perturba a la persona, así como la luna no perturba el agua. Una persona no obstaculiza la iluminación, así como una gota de rocío no obstaculiza la luna en el cielo. El grosor de la gota es la altura de la luna. En cuanto a la duración del reflejo, debes examinar la vastedad o la pequeñez del agua, y debes discernir la brillantez o la obscuridad de la luna celeste."



"En el corazón de la noche
A la luz de la luna
Un barquito a la deriva
Ni sacudido por la brisa
Ni movido por las olas".


Dogen







martes, 23 de febrero de 2010

Ya lo sabemos


Ya lo sabemos
Todos tenemos un poco de miedo...

Cuesta levantarse a veces
Y saber que nada fue en vano
El silencio es cómplice
Y la angustia, el dolor.

De los dias vuelven cosas
Y las cosas cambian facil
Una vez no ves y otra vez
Crees ver todo al revés...
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A veces hay que saber perdonar
Y otras veces hay que olvidar, y reir...
Como el miedo de la noche
Como el miedo en la mañana
Y seguir, y seguir, y seguir....


Maravillosa canción de Arbol:

sábado, 20 de febrero de 2010

Oscuridad y luz


A veces te levantás con ánimo de solucionar cosas que venís arrastrando hace tiempo.

Ponés toda tu buena voluntad en ello, pero no funciona.

No era el momento, hay muchos factores que se conjugan para el cambio de una situación compleja.

Esencialmente los sentimientos.

Terminé de mal humor, con sentimiento de culpa y una sensación de asfixiante oscuridad total.

Pema Chodron, la maestra budista discípula de Chogyam Trungpa, dice que estos momentos son nuestro maestro perfecto, porque nos enseñan a erguirnos y seguir adelante cuando preferiríamos colapsar y retirarnos. Nos muestran con una claridad terrorífica, el lugar exacto donde estamos atascados.

Ciertas emociones como el miedo, la decepción o la ansiedad, son una especie de muerte, y el desafío es quedarse allí con el estómago revuelto y el corazón estrujado, sintiendo sin reaccionar.

La fuerza misma de aquello que haya surgido nos suavizará. Cuando la energía no está solidificada en una dirección u otra, nos traspasa el corazón y nos abre.

En último término, todo se reduce a la cuestión de hasta qué punto estamos dispuestos a aligerarnos y soltar nuestros apegos.

¿Hasta qué punto estamos dispuestos a ser honestos con nosotros mismos?.

La felicidad surge por momentos cuando percibimos la infinita belleza del presente continuo. Son destellos de intensa libertad.

Somos reflejos de todos en una larga cadena de relaciones interdependientes.

Ni los más sabios ni los más tontos, tampoco los más espirituales, solo personas tratando de vivir lo más sencillamente posible.

Si no nos juzgamos tanto, el amor y la compasión, que siempre están, surgirán por añadidura.

sábado, 13 de febrero de 2010

Marosa di Giorgio


Tengo un afecto especial por tres poetas uruguayas: Delmira Agustini, Idea Vilariño y particularmente por Marosa di Giorgio.
Un ser casi irreal. La veía a veces en alguna obra de teatro, o en su querido “Café Sorocabana”, mítico lugar de Montevideo ya desaparecido, donde se reunían los artistas.
Era absolutamente extravagante para vestirse, con su cabellera abundante de fuego, muy maquillada, con grandes collares y pulseras. Inconfundible para los que la reconocíamos y llamativa para los que la miraban sin conocerla.
Caminaba como ida, supongo que absorta en su mundo exuberante de magia y sensualidad.
Creció en el campo, deslumbrada por las flores, los frutos y los animales, prefería aislarse, y ese ambiente propició el desarrollo de su portentosa imaginación.
En sus poemas Marosa, recrea y transforma la realidad cotidiana en un mundo recargado, a veces asfixiante, deslumbrante y onírico.
Aunque parecía inaccesible por su timidez, nunca se casó ni tuvo hijos, dicen que tenía un alma de niña.
Cuando falleció en 2004, sus restos fueron trasladados a su lugar natal, Salto, donde ya sabiendo que no volvería en su cuerpo físico dijo que lo haría convertida en mariposa.
Les regalo algo de su poesia, que la disfruten:


“A veces, cuando el verano se volvía demasiado intenso, era todavía una niña, en la edad del huerto, armábamos los lechos, fuera; entonces, todo parecía tan extraño. Mis familiares volaban un poco; pero, luego, se adormecían; yo quedaba escudriñando el cielo; por entre las estrellas, las antiguas naves seguían su lid. O me sobresaltaba el galope de un caballo a lo lejos, muy a lo lejos, el ladrido de los perros, en un lugar sin nombre, su eterno canto. Y estaban la hierba salvaje, el orégano, la violeta, la gallina blanca que pone un huevo negro, tal vez, desde allí ¿quizá? saldría un perrito, una criatura humana; un viejo pariente podría resucitar de allí. Pero, más allá del hechizo familiar, todo se cumplía otra vez, la noche era infinita y azul y las naves partían. A la guerra de Troya.”


“El zapallo estaba allá, pesado, quieto. Parecía una luna antigua y perfumada. El mismo de cien años antes y el nacido ayer. Las luciérnagas, rompían a cada segundo el aire inmortal. Salía humo de las dos casas. De la de él, con picos rojos; de la mía, con torres negras. Era la hora de los panes y de la lámpara. A veces, nos huíamos de nuestros padres, él y yo, y tomados de las manos íbamos al través del aire oscuro hacia el pie del huerto, a besarnos levemente, arriba de los labios. El zapallo estaba allí, dormido a todo; pero, al vernos, daba un salto”.


”Mi alma es una gasa inmensa, livianísima; está por todo; es una mariposa espesa, cuyas firmes piernas de hilo asen lo que fue o es de mi. Y para siempre. Tiene apretados los vestidos antiguos, las trenzas, las caravanas en forma de trébol; y lo de ahora, dijes, figuritas de vidrio o porcelana, que me rodean. No quiebra nada. Mi alma va a la chacra y trae cosas, visita la bodega, el altar, la cocina, la casa, y trae cosas, tinajas, pomelos, zapallos y demás, y los vende por el camino en los días de necesidad, y me trae los resultados. ¡Cómo? Ella, tan leve y tan magna! ¿Cómo?, si ya voló hace tiempo, la chacra, si no hay nadie, nada sólo un vacío campo con matas de frambuesas salvajes. Pero ella va y me trae cosas. En esta noche de asiduos relámpagos y tormentas ocupa un pequeño sitio, parece un tul arrollado. Veo a mi alma. En la onda oscuridad están sus ojos brillantes, fijos, celestes, de muñeca.”



“A veces, en la madrugada, llovía dulcemente, y parecía que un enjambre caía del cielo, que los muertos volvían a la vida, que todo estaba bien. Yo me asomaba a la ventana, y a la media luz, ya todas las hojas eran granates y amarillas, livianas y fragantes; como uvas o amapolas. Y entre los grandes árboles, los monjes en sus casetas, pequeñas, entre las ramas. El nuestro salía a mirar la lluvia, los relámpagos, anotar en su Cuaderno del Tiempo, el monje de astas larguísimas y sedosa pelambre.”

miércoles, 10 de febrero de 2010

Alma de diamante


Estaba viendo, hace poco, un video de un festival argentino de rock, creo que Prima Rock, algo viejo y precario, años 80 más menos, canta Cantilo, Virus, Nito Mestre, y otros. Cuando de repente aparece el “flaco”, y todo se convierte en mágico, porque quien puede ser más mago que Spinetta, con sus letras increíbles y su mundo surrealista.
Crecimos con Almendra y seguimos con sus letras en el alma desde entonces y siempre.
Me emociona solo de escribir sobre él, sólo eso, un alma de diamante y creo que muy vieja, realmente.





Ven a mí
con tu dulce luz
alma de diamante

y aunque el sol
se nuble después
sos alma de diamante

cielo o piel
silencio o verdad
sos alma de diamante

por eso ven así
con la humanidad
alma de diamante

Aunque tu corazón recircule
siga de paso o venga
pretenda volar con las manos
sueñe despierto o duerma...

...o beba el elixir
de la eternidad
sos alma de diamante, alma de diamante

bien aquí o en el más allá
sos alma de diamante

y aunque este mismo sol se nuble después
sos alma de diamante
alma de diamante.

jueves, 4 de febrero de 2010

La mujer que se hizo amiga del viento


“El Trabajo es sólo cuatro preguntas; ni siquiera es una cosa. No tiene ningún motivo, ninguna atadura. No es nada sin tus respuestas. Estas cuatro preguntas acompañarán a cualquier programa que sigas y lo enriquecerán. Cualquiera sea tu religión, la enaltecerán. Si no tienes religión, te brindarán alegría. Y extinguirán cualquier cosa que no sea verdad para ti. Te iluminarán hasta que alcances la realidad que siempre te ha estado esperando”.
Katie

Cuando tocás fondo y la desesperación hace años que se instaló en tu vida, no te queda otra que iluminarte.

Cuando ni siquiera tus hijos quieren permanecer en la misma habitación contigo porque tienen miedo de tus estallidos de ira, y la depresión no te permite hacer lo más mínimo y necesario, no te queda otra que iluminarte.

Y eso fue exactamente lo que le sucedió a Byron Katie en 1986 a los 43 años. El día que se despertó en el suelo de la habitación de la institución mental a la que había ingresado, y sintió que ya no existía, toda su rabia, todos los pensamientos que habían estado atormentándola, todo su mundo, había desaparecido y en su lugar había despertado algo distinto que miraba a través de sus ojos. Y ese algo estaba encantado. Se sentía embriagada de alegría. No había ninguna separación; todo tenía su propia identidad.

Lo interesante del caso es que en ningún momento Byron Katie menciona ser budista, pero la experiencia que describe es la que tantos otros han vivido como Iluminación.


Cuando Katie volvió a su casa en el desierto de California, todos sintieron que era una persona diferente. Estaba contenta, sosegada, y parecía estar colmada de amor. Las personas comenzaron a buscarla para que las ayudara. Ella se sentaba con ellas con toda la paciencia del mundo y les hacía preguntas.
Así nació lo que hoy conocemos como “El Trabajo”, un método de indagación personal a través de cuatro preguntas, que nada más y nada menos, te devuelven a la realidad:
1- ¿Es eso verdad?
2- ¿Tienes la absoluta certeza de que eso es verdad?
3- ¿Cómo reaccionas cuando tienes ese pensamiento?
4- ¿Quién serías sin ese pensamiento?.

Cuando comenzamos a contarnos nuestra propia historia una y otra vez, y surge en nosotros la autocompasión, la depresión o el enojo, y continuamos asociando y adentrándonos en los pensamientos que nos provocan sufrimiento, formando un surco en nuestra mente, nada mejor que preguntarnos si eso es realmente verdad. En ese preciso momento la historia se disuelve, y se rompe el patrón. Los pensamientos pierden consistencia y poder sobre nosotros y podemos advertir lo que se esconde detrás de ellos.
Lo primero que se experimenta es un gran alivio y cierta libertad. Ese es el principio de la indagación “del trabajo”, de allí en adelante uno formulará sus propios interrogantes profundizando en ellos, en la medida que nos es posible con compasión y comprensión.


Al igual que otros caminos tan válidos como éste, depende de la forma de ser de cada uno, de la visión o enfoque que tengamos de la vida, y por supuesto del momento.
También como el budismo hay que experimentarlo y recién allí podemos decir: es útil para mí, tienen mucho en común, esencialmente en la manera de investigar en nuestro interior y descubrir, ese lugar donde reside la verdadera felicidad, el amor y la paz, que están siempre presentes esperándonos.
Pero este proceso nació de la mente y el corazón de una mujer occidental, que no tenía intención de crear nada y que frente a la pregunta frecuente de que si estaba "iluminada" respondía:“Sólo soy alguien que conoce la diferencia entre lo que duele y lo que no duele”.

Lo recomiendo porque lo considero una herramienta muy poderosa y eficaz, y una de las cosas más importantes es que lo podés realizar por tu cuenta sin necesidad de tener un maestro, o un grupo, solamente con la guía del libro “Amar lo que es”.

Una vez iniciado el proceso, a medida que te vas acostumbrando, los pensamientos nocivos se disuelven aún antes de tomar fuerza en la conciencia. Y es así que algunas personas dicen: “_El Trabajo no es algo que hago, sino algo que me está haciendo a mí_”. “Su discusión interior con la realidad ha desaparecido y descubren que lo que permanece es el amor: amor por sí mismas, por otras personas y por cualquier cosa que la vida les ofrezca. El título del libro describe su experiencia: amar lo que es se convierte en algo natural y tan sencillo como respirar”.



Byron Katie se sentaba fuera de su casa en el desierto de California, después de su “despertar”, durante horas, y la gente con frecuencia le decía “la mujer que se hizo amiga del viento”, en una región donde el viento sopla tan a menudo que la gente llega incluso a mudarse porque no lo soporta.

Pero ella en cambio comprendió que aceptar lo que sucede tal como se presenta, sin oponer resistencia alguna, es lo más sensato que podemos hacer porque si luchamos contra la realidad perdemos siempre y sufrimos, pero si aceptamos lo que es, nuestras acciones se convierten en algo sencillo, fluido, amable y seguro.

Eso es lo que le enseñó el viento a Katie cuando se preguntó: “¿Qué cómo sé que el viento debería soplar? ¡Está soplando!”.


Encontrarán más detalles sobre “The Work" en el sitio web: "El trabajo de Byron Katie"