"No existe ninguna fórmula ni método secreto. Se aprende a base de amar: prestando atención, y haciendo lo que se descubre que hay que hacer"
Aldous Huxley

jueves, 30 de diciembre de 2010

Que la paz...


“Que la paz sea conmigo, el santo Hijo de Dios.

Que la paz sea con mi hermano, que es uno conmigo.

Y que a través nuestro, el mundo sea bendecido con paz.”


Un Curso de Milagros.


Feliz año para todos.

William Kapell



“Los únicos momentos que valen la pena al tocar son cuando dichosamente puedo ignorar a las personas a las que se supone entretengo. Ya no hay yo, ni público necio al que divertir. Sólo queda el corazón y el alma., el mundo, los pájaros, tormentas, sueños, tristeza, serenidad celestial. Entonces soy un artista digno de tal nombre…

Hasta que esto sucede, o si no llega a ocurrir, no soy más que un desgraciado”.

William Kapell (1922-1953).




jueves, 23 de diciembre de 2010

Feliz Navidad!



Otra Navidad sin Lennon.

"Y ya es Navidad.
y que hemos hecho.
otro año se acaba,
y un nuevo año va a comenzar.

Una muy, muy buena Navidad, y un feliz Año Nuevo,
Dar esperanza es bueno.
sin ningún miedo.

La guerra ha terminado,
si tú quieres."

John Lennon.


sábado, 11 de diciembre de 2010

Adviento


El período de Adviento, comienza el cuarto domingo antes de Navidad, y anuncia la llegada de Cristo. Se halla regido por el Ängel de la Expectación. Significa aguardar la celebración del nacimiento de Jesús.


La palabra latina adventus significa “llegada” o “advenimiento”, y esta es una época de preparación espiritual, no solo para la arribada de la Luz de Cristo al comienzo de la era cristiana sino también para Su retorno al final de los días.


El anuncio de la Navidad constituye un recuerdo para que dirijamos nuestros pensamientos hacia el retorno de la Luz, simbolizado por el nacimiento de Cristo Niño. Marcamos las jornadas que preceden a esa noche hasta que nosotros también renacemos en la luz sacra de la pureza íntima.


El Adviento es una época de reflexión, para concentrarnos en nuestra luz interior y hallar el amor abnegado por la humanidad que se celebra universalmente en la Navidad.


Nuestros pensamientos se orientan para mostrar nuestro amor con regalos y con el fin de encontrar modos de aliviar el dolor y los sufrimientos de los necesitados. Exaltamos la inocencia y la pureza del sagrado niño que vive en cada corazón durante este tiempo.



“Oh, Angel de la Expectación,

Tú nos pides que honremos la llegada de la Luz y que preparemos nuestras almas para la riqueza de la donación.

Contribuye a templar nuestros deseos y a llevar a nuestra conciencia, modos a través de los cuales podamos marcar una diferencia en la expansión de la luz de Cristo en el mundo.”

Ambika Wauters.

domingo, 5 de diciembre de 2010

La Eulogia y la "beyeza" por el absurdo


Entrañables personajes del humorista, dibujante y escritor argentino Roberto Fontanarrosa: Inodoro, Mendieta y la Eulogia, cuya belleza no se caracteriza exactamente por lo que se ve...


"Cuando alcancé la sabiduría, ella me miró y dijo: "Ya me alcanza cualquiera".



"El espíritu del virtuoso es como un espejo. Te miras en él y puedes peinarte."

"Una palabra puede herir. Pero un martillazo es feroz."


"Se aprende más en la derrota que en la victoria, pero… ¡Prefiero esa ignorancia!"

"Para el Sabio no existe la riqueza. Para el Virtuoso no existe el poder. Y para el Poderoso no existen ni el Sabio ni el Virtuoso".



"De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro."

Roberto Fontanarrosa(26 de noviembre 1944-19 de julio 2007, Rosario, Argentina).


Eso es arte...eso es fútbol:

viernes, 3 de diciembre de 2010

Serrat




Recuerdo nuestro primer tocadiscos, una pequeña valijita de plástico azul y el primer disco que trajo mi padre, uno de tapa amarilla de los “Wawanco”.


A partir de allí la interminable lista de vinilos, cassettes y compact-disc.


Pero los que recuerdo con más cariño de aquellos primeros discos, gracias a mi madre son los de Joan Manuel Serrat: A Machado, y luego Mediterráneo.


Podría elegir cualquiera de las tantas canciones preciosas de esas épocas inolvidables de Serrat pero como fue un momento de recuerdos de la niñez, les dejo estas dos: "Canción infantil" y "A esos locos bajitos". Y si es verdad que los ojos son las ventanas del alma, aunque suene cursi, la belleza de la mirada de Serrat siempre me maravilló.





Canción infantil.

(Joan Manuel Serrat)

Y bueno, pues,
un día más
que se va colando
de contrabando.

Y bueno, pues,
adiós a ayer
y cada uno
a lo que hay que hacer.

Tú, enciende el sol.
Tú, tiñe el mar,
y tú, descorre el velo
que oscurece el cielo,
y tú, ve a blanquear
la espuma y la nube,
la nieve y la lana,
y tú, conmigo a cantar la mañana.

Tú, a dibujar
el trigo y la flor.
Tú, haces de viento,
dales movimiento
y tú les das color.
Tú, amasa los montes.
Tú, al pozo a baldear
y tú, conmigo y el gallo a cantar...

Que hay que empezar
un día más.
Tire pa'lante
que empujan atrás.

Y póngase el calcetín, paloma mía,
y véngase a cocinar el nuevo día.
Todo esta listo, el agua, el sol y el barro,
pero si falta usted no habrá milagro.

Si le falta usted
a un mundo enfermo y con canas,
quién va a hacerle la cama
y quién le peinará la frente
y quién le lavará la cara.
Si falta su risa
para echarlo a andar.
Venga conmigo y el gallo a cantar.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

El extraño caso de Mr. Dadd



Historia extraña e inquietante como pocas es la del pintor inglés Richard Dadd (1817-1886) un excelente dibujante y pintor victoriano que se dedicaba a pintar toda clase de seres fantásticos con gran realismo y precisión. A los 25 años emprendió con un amigo un viaje iniciático por Italia, Grecia, Turquía y Egipto. Después de una gran insolación y unos cuantos días dedicado a fumar opio y demás, se evidenció que no estaba bien. A la vuelta convencido de que era un mensajero del dios Osiris cuya misión era exterminar de la tierra a los emisarios del mismísimo demonio, terminó con la vida de su propio padre y trató de llevarse a alguno más de una larga lista que había confeccionado. Huyó pero afortunadamente lo atraparon en Francia y pasó 42 años en una variedad de manicomios para criminales de la época.



Pero he aquí que cuando estaba internado y dio por terminada su misión de emisario del dios y volvió a su oficio de pintor, realizando distintas pinturas, logró su obra más acabada, su obra maestra: un pequeño óleo apenas 67 cm x 52,5 cm intitulado “El golpe maestro del leñador duende” cuya realización le ocupó 10 años y que dejó inacabado al ser trasladado a otro manicomio.



Pero dejo al escritor y filósofo Fernando Savater seguir comentándoles, como solo él sabe hacerlo, esta perturbadora creación y su significado:

En un escenario de abigarramiento obsesivo, pintado al microscopio, sin huecos ni alivio, el anónimo leñador se dispone eternamente a descargar su hachazo definitivo sobre una gigantesca castaña. Diversos personajes de fábula, elegantemente hechizados o grotescos, margaritas atentas, juncos, frutos caídos, observan con aliento suspenso la ejecución de lo inminente. Quizá esperen ser rescatados por ese sacrificio a la vez implacable e incruento, duplicación misteriosa de aquel otro, sanguinario, que los esclavizó en el jardín alucinante. Es la vivencia desgarradora del tiempo en la acción lo que está allí pintado, como bien resume Octavio Paz en su comentario de la obra: "La espera es eterna: anula el tiempo; la espera es instantánea, está al acecho de lo inminente, de aquello que va a ocurrir de un momento a otro: acelera el tiempo".

Eterno retorno de lo mismo tan raudo que ni siquiera llega a ocurrir la primera vez, y así consigue su particular infinitud, juntamente opresiva y fascinadora. En el pequeño óleo no se distingue ni una pincelada: las figuras no parecen pintadas, sino injertadas en un decorado tangible.

Trasladado a Broadmoor, Richard Dadd regaló su obra maestra inacabada a uno de sus enfermeros. En su nueva penitenciaría sobrevivió aún 21 años, hasta el 8 de enero de aquel 1886. Oh tú, visitante de la Tate Gallery, detente un momento ante este momento detenido del leñador mágico, reflexiona sobre el peso de lo irrevocable y da gracias por tu frágil cordura al oscuro destino que ignoras."



martes, 23 de noviembre de 2010

La teoría de la bellota y el código del alma



James Hillman es un psicólogo norteamericano y analista junguiano, representante principal de la escuela arquetipal en psicología analítica Desarrolló la psicología arquetipal.

En su obra de 1997, The Soul's Code: In Search of Character and Calling, Hillman perfila lo que denomina la teoría de la bellota del alma. Esta teoría afirma que cada individuo dispone ya en sí mismo su propio potencial de posibilidades únicas, del mismo modo que una bellota contiene el patrón de un árbol de roble. Describe cómo una energía del alma única e individual está contenida dentro de cada ser humano, se despliega a lo largo de su vida y es expresada en su vocación y en su trabajo cuando ha florecido o se ha actualizado completamente.

Argumenta en contra de la "naturaleza y la educación" como explicaciones únicas del crecimiento individual, sugiriéndose una tercera clase de energía, el alma individual, responsable de gran parte del carácter individual, de la aspiración y del logro. También argumenta en contra de otros factores ambientales y externos como determinantes exclusivos del crecimiento individual, incluida la falacia parental, dominante en psicoanálisis, por la cual nuestros padres son vistos como cruciales en la determinación de quienes somos al proveernos su material genético, acondicionamiento y patrones de comportamiento. Aun reconociendo la importancia de los factores externos en el florecimiento de la semilla, argumenta en contra de la atribución de toda la individualidad humana, el carácter y el logro a estos factores. El libro sugiere la reconexión con el tercer factor, superior, en el descubrimiento de nuestra naturaleza individual, y en la determinación de quiénes somos y nuestra llamada de la vida.

Hillman sugiere una revaluación de cada individuo de su propia infancia y vida presente para tratar de encontrar su vocación particular, la semilla de su propia bellota. Ha dejado escrito que debe ayudar a precipitar la reconexión con el alma del mundo en el espacio entre la racionalidad y la psicología. Complementa la noción de crecimiento con la noción de crecer hacia abajo, o arraigar en la tierra y quedar conectado a ella, en orden a que el individuo crezca aún más. Hillman incorpora la lógica y el pensamiento racional, así como la referencia a historias de casos de personas bien conocidas en la sociedad, cuyos daimones se consideran claramente expuestos y materializados, en la discusión sobre el daimon. Sus argumentos son también considerados en consonancia con el puer eternus o joven eterno cuya ardiente existencia momentanea podría ser vista en la obra de poetas románticos tales como Keats o Byron y en jóvenes estrellas de rock recientemente fallecidas como Jeff Buckley o Kurt Cobain. Hillman también rechaza la causalidad como un marco de definición y sugiere en su lugar una cambiante forma de destino por la cual los acontecimientos no son inevitables pero están obligados a ser expresados de algún modo dependiendo del carácter del alma del individuo.


Acerca del alma, del carácter & de la vocación.



marzo de 1998

Entrevista de Scott London a James Hillman (extracto)

Traducción de Enrique Eskenazi

Scott London: Ud. ha escrito y dado clases acerca de la necesidad de revisar la psicoterapia a lo largo de más de tres décadas. Ahora, de improviso, el público parece receptivo a sus ideas: Ud. figura en las listas de bestsellers y en las charlas de TV. ¿Por qué cree que su obra imprevistamente ha tocado una cuerda?

James Hillman: Creo que está habiendo un cambio de paradigma en la cultura. La antigua psicología ya no funciona más. Demasiada gente ha estado analizando su pasado, su niñez, sus recuerdos, sus padres, y dándose cuenta de que no hace nada- o de que no hace lo suficiente.

SL: Ud. no es una figura muy popular dentro del mundo institucional de los terapeutas.

JH: No soy crítico con la gente que hace psicoterapia. Los terapeutas que están en primera línea tiene que hacer frente a un enorme caudal de los fracasos sociales, políticos y económicos del capitalismo. Son sinceros y trabajan duro con muy poca credibilidad, y el sistema y las compañías farmacéuticas intentan eliminarlos. De modo que realmente no intento atacarlos. Lo que ataco son las teorías de la psicoterapia. Uno no ataca a los heridos de Vietnam, sino a la teoría detrás de la guerra. No es error de nadie que haya luchado en esa guerra. La guerra misma era el error. Lo mismo ocurre con la psicoterapia. Transforma todos los problemas en problemas subjetivos, internos. Y no es de allí de donde vienen los problemas. Provienen del entorno, las ciudades, la economía, el racismo. Provienen de la arquitectura, de los sistemas de enseñanza, del capitalismo, de la explotación. Vienen de muchos sitios que la psicoterapia no trata. La teoría de la psicoterapia lo vuelve todo sobre ti: tú eres el que está mal. Lo que intento decir es que si un muchacho tiene problemas o está desanimado, el problema no está simplemente dentro del muchacho; también está en el sistema, en la sociedad.

SL: No se puede arreglar a la persona sin arreglar la sociedad.

JH: No lo creo. Pero no creo que nada cambie hasta que no cambien las ideas. El punto de vista corriente de los norteamericanos consiste en creer que algo está mal en la persona. Tratamos a las personas de la misma manera que tratamos a los coches. Llevamos el pobre muchacho al doctor y preguntamos "qué no funciona en él, cuánto costará y cuándo podemos pasar a buscarlo". No podemos cambiar nada hasta que tengamos ideas frescas, hasta que empecemos a ver las cosas diferentemente. Mi objetivo es crear una terapia de las ideas, tratar de aportar nuevas ideas, de modo que podamos ver de modo diferente los mismos viejos problemas.




SL: En "El código del alma" Ud. habla acerca de "la teoría de la bellota". ¿Qué es eso?

JH: Bueno, es más un mito que una teoría. Es el mito de Platón de que uno llega al mundo con un destino, aunque él emplea la palabra "paradigma" o arquetipo en lugar de destino. La teoría de la bellota dice que existe una imagen individual que le pertenece a tu alma.
El mismo mito puede encontrarse en la kabbalah. Los Mormones también lo tienen. Los Africanos también lo tienen. Los Hindúes y los Budistas también lo tienen de diferente manera -lo vinculan más con la reencarnación y el karma, pero aún así uno llega al mundo con un destino particular. Los indios americanos también lo tienen y muy fuerte. De modo que todas estas culturas a lo largo del mundo tienen esta comprensión básica de la existencia. Sólo la psicología americana no la tiene.

SL: En nuestra cultura tendemos a pensar en la vocación en términos de "profesión" o "carrera".

JH: Sí, pero la vocación puede referirse no sólo a maneras de hacer -esto es, trabajo- sino también a maneras de ser. Por ejemplo ser amigo. Goethe decía que su amigo Eckermann había nacido para la amistad. Aristóteles hacía de la amistad una de las grandes virtudes. En su libro sobre ética, tres o cuatro capítulos están dedicados a la amistad. En el pasado, la amistad era algo inmenso. Pero para nosotros es difícil pensar en la amistad como una vocación, porque no es una profesión.


SL: ¿Cuál es el primer paso para entender la propia vocación?

JH: Es muy importante preguntarse a sí mismo: "Cómo puedo ser útil a los demás? ¿Qué quieren la gente de mí?" Esto bien podría revelar para qué está uno aquí.

SL: Ud. ha escrito que "la gran tarea de cualquier cultura es mantener los invisibles en contacto". ¿Qué quiere decir con ello?

JH: Es una idea difícil de explicar sin abandonar la psicología e introducirse en la religión. No hablo sobre quiénes son los invisibles, o dónde viven o qué quieren. No hay teología en ello. Pero es el único modo en que los humanos podamos dejar de ser tan humano-céntricos: permanecer vinculados a algo otro que humano.

SL: ¿Dios?

JH: Sí, pero no tiene que ser necesariamente algo tan elevado.

SL: ¿Nuestra vocación?

JH: Creo que el primer paso es darse cuenta de que cada uno de nosotros tiene tal cosa. Y luego debemos mirar hacia atrás en nuestras vidas y considerar algunos de los accidentes y curiosidades y rarezas y problemas y enfermedades y comenzar a ver más en estas cosas de lo que habíamos visto antes. Plantea preguntas, de modo que cuando ocurren esos pequeños y peculiares accidentes, uno se pregunta si hay algo más en acción en nuestra vida. No tiene que involucrar necesariamente una experiencia extra corporal durante una intervención quirúrgica ni el tipo de magia de alto nivel que la New Age intenta meternos. Es más una sensibilidad, tal como la que tendría una persona que viviera en una cultura tribal: el concepto de que hay otras fuerzas en acción. Un modo de vivir más reverencial.



SL: Antes mencionó a Goethe. El observó que nuestra mayor felicidad reside en practicar un talento para el que fuimos hechos. ¿Somos tan desgraciados, como cultura, porque estamos disociados de nuestros talentos innatos, nuestro código del alma?

JH: Creo que somos desgraciados en parte porque tenemos solo un dios, y es la economía. La economía es un porteador de esclavos. Nadie tiene tiempo libre, nadie tiene ocio. Toda la cultura está bajo una presión terrible y fraguada de preocupaciones. Es difícil salirse de esa caja. Esa es la situación dominante en todo el mundo.
Además, veo la felicidad como un derivado, no como algo que se persigue por sí mismo. No creo que pueda perseguirse la felicidad. Creo que esa frase es uno de los pocos errores que cometieron los Padres de la Constitución. Quizás querían decir algo distinto a lo que entendemos hoy - la felicidad como el propio bienestar en la tierra.

SL: Es difícil perseguir la felicidad. Parece acercarse a uno sigilosamente.




JH: Ikkyu, el monje loco japonés, tiene un poema que dice:

"Uno hace esto, uno hace aquello
uno discute a la izquierda, uno discute a la derecha,
uno desciende, uno asciende,
esta persona dice no, uno dice sí,
adelante y atrás
uno es feliz
uno es realmente feliz"


Lo que está diciendo es: Detén todo ese absurdo. Realmente eres feliz. Detente por un minuto y te darás cuenta de que eres feliz simplemente siendo. Creo que es la búsqueda lo que echa a perder la felicidad.Si abandonamos la búsqueda, está aquí mismo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Micael



"Micael,

seres luminosos haznos ser, valerosos.
arcángel micael."
Juana Molina.


domingo, 14 de noviembre de 2010



Vivo el espejismo de estar contigo
y así camino
bajo la luna por un bosque en flor.


Akiko Yanakiwara (1878-1942)

sábado, 30 de octubre de 2010

El "Príncipe" y Eli-u


Escribir sobre “El Príncipe” Gustavo Pena no es fácil, como todo artista era una persona sumamente compleja.

Fue un músico, cantante y compositor uruguayo nacido en 1955 y fallecido en 2004, una de esas personas que hacen música tan naturalmente como respiran. Admirado mayoritariamente por músicos, para el público en general fue poco conocido, como suele suceder con algunos artistas especiales.

El Príncipe tenía un don pero a veces no es posible conciliar esa tarea, como decía él, que tenía en la vida, que era componer, con la realidad cotidiana que nos toca vivir a todos. Algunas personas cuya sensibilidad es tan extrema, quizás también son extremas en sus luces y en sus sombras, y en su manera de encarar la vida, quizás por eso, el Príncipe nos dejó bastante temprano.

También como suele suceder su música fue editada y comenzó a ser versionada por otros músicos después de su fallecimiento.



Pero lo que es bastante particular en esta historia es como su hija Eli-u Pena a partir de 2006 empezó a cantar sus canciones y a hacer muy buenas versiones de sus temas. De esta manera la música del Príncipe está siendo difundida y llegando a gente que de otra forma no creo que fuera posible.

Personalmente lo conocí a través de mi esposo que era su amigo, con quién había compartido una época muy buena de su vida, un momento de plenitud, de alegría, cuando nació su hija y todo era, tocar, componer, compartir, y celebrar la vida.



Les dejo tres temas uno cantado por él y dos por Eli-u su hija.






domingo, 24 de octubre de 2010

El maravilloso arte de una gata. Cuento zen


Este cuento lo leí por primera vez en una excelente revista argentina llamada "Tríada" que salió por los años 1997-1998, y es tan bueno que quiero compartirlo, aunque sé que por lo largo es difícil que alguien lo lea en un post. Aún así tengo la esperanza de que algunos lectores dediquen el tiempo, tengan la suficiente paciencia y entusiasmo de llegar al final, porque vale el esfuerzo.



En la casa de un maestro de esgrima llamado Shoken se había instalado una gran rata que estaba causando estragos. Corría de acá para allá aun a plena luz. Un día, el maestro la encerró en su habitación y ordenó a su gata que la cazara, pero la rata le saltó a la cara y la mordió de tal manera que la gata huyó maullando. El maestro decidió traer algunas gatas con fama de buenas cazadoras en el vecindario y las introdujo en su habitación. Pero la rata, acurrucada en un rincón, saltaba encima de cada gata que se acercaba, la mordía y la hacía huir. Era tan feroz que las gatas renunciaban a volver a acercarse. El maestro se enfureció y comenzó a perseguir a la rata con su espada. La corrió rompiendo puertas, shojis y tatamis mientras la rata se desplazaba como un rayo escapando a todos sus avances, hasta que, finalmente, le saltó a la cara y lo mordió.

Bañado en sudor, el maestro ordenó a su sirviente:

He oído decir que a seis o siete aldeas de aquí vive una gata que es la mejor cazadora del mundo; tráela.

El sirviente así lo hizo. Era una gata vieja, que aparentemente no se distinguía de las demás. No parecía especialmente inteligente ni peligrosa. El maestro no creyó que fuera capaz de nada especial pero entreabrió la puerta y la dejo entrar en la habitación. La gata avanzó, tranquila y lentamente, como si no esperara nada extraordinario. La rata se estremeció y quedó inmóvil. La gata se le acercó despacio y simplemente la tomó entre sus dientes y la sacó de la casa.


Esa noche se reunieron en la casa de Shoken las gatas derrotadas y respetuosamente invitaron a la vieja gata a ocupar el sitio de honor. Se inclinaron ante ella y dijeron con modestia:

Todas nosotras tenemos fama de hábiles cazadoras, somos diestras en esta ocupación y hemos afilado nuestras garras para poder vencer a cualquier rata. Pero nunca imaginamos que existiera una rata tan fuerte. ¿Cómo fue que la venciste tan fácilmente?. Cuéntanos tu secreto.

La vieja gata sonrió y dijo:

-Ustedes, gatas jóvenes, serán muy diestras pero no conocen el verdadero camino; por eso fracasan cuando algo inesperado les ocurre. Pero primero, cuéntenme cuál ha sido su entrenamiento.

Una gata negra se adelantó y dijo:

-provengo de una raza especialmente famosa en la cacería de ratas. Puedo saltar paredes de dos metros de altura, puedo pasar por un agujero pequeño, por el que sólo pasaría una rata. Desde niña he practicado todas las artes acrobáticas. Al despertar, todavía medio dormida, si veo pasar una rata por la viga, me levanto de un golpe y la prendo. Pero esta rata era más fuerte y he sufrido la derrota más terrible de mi vida. Estoy avergonzada.

Y dijo la vieja gata:

-tú sólo has entrenado en técnica, un arte puramente físico. Cuando los antiguos maestros enseñaban la “técnica”, era para ellos una de las formas del Camino. Su técnica era sencilla pero contenía la más alta sabiduría. El mundo actual sólo se preocupa por la técnica. Por cierto que se inventaron muchas cosas sobre la base del lema: “practicando esto o aquello, se obtiene esto o aquello”. Pero, ¿qué se obtiene?. Sólo destreza. Dejando de lado el Camino, la competencia se desarrolla mediante el intelecto, y nadie avanza más de ahí. Así ocurre siempre que se piensa exclusivamente en técnica, cuando sólo se usa el intelecto. Es cierto que el intelecto es una función de la mente, pero si sólo produce destreza se transforma en semilla de falsía y el resultado es peligroso. Entonces vuelve a empezar y, de ahora en más, sigue el camino correcto.



Luego, se aproximo una gran gata de piel atigrada y dijo:

-En el arte del guerrero es sólo la mente la que cuenta. Por eso, desde el principio, busqué desarrollar este poder. Ahora, mi espíritu es fuerte como el acero y libre, pleno de energía que llena cielo y tierra. Tan pronto como percibo al enemigo, lo fascino con esta mente poderosa y la victoria es mía. Sólo entonces me aproximo, sin pensar, tal como la situación lo pide. Ejerzo sobre la rata el hechizo de mi poder, anticipo cada uno de sus movimientos. En cuanto a la técnica per se, no podría preocuparme menos. Todo se produce por sí mismo. Una rata corre misteriosa por la viga: sólo necesito mirarla fijamente y es mía. Pero hoy, esta rata misteriosa apareció sin forma y desapareció sin dejar huella. ¿Qué es? No lo sé.

La vieja gata contestó:

-Lo que has estado persiguiendo no es más que una fuerza psíquica y no surge del bien que merece llamarse bien. Que seas tan consciente del poder que usas para ganar es suficiente para que se vuelva en contra de tu victoria. Tu ego entra en juego. Pero ¿qué sucede cuando el ego del otro es más fuerte que el tuyo? Si buscas superar al enemigo con tus poderes superiores, él se opondrá a ti con los suyos.

¿Acaso imaginas que la única fuerte eres tú, que todos los demás son débiles? Supongamos que existe algo que no puedes vencer con la fuerza de la voluntad más potente, con tu propia fuerza, aunque fuera superior. ¿Qué harías entonces? Ésa es una buena pregunta.

La fuerza espiritual que sientes en ti, como el acero, libre y que llena cielo y tierra, no es la Fuerza suprema sino su reflejo. Tu mente no es más que una sombra de la gran Mente. Parece ser el Poder supremo pero, en realidad, es completamente diferente. La verdadera Mente es poderosa porque está constantemente iluminada por una visión clara. Pero tu mente sólo roza ese poder bajo ciertas condiciones. Tu fuerza y la gran Fuerza tienen origen distinto y, por lo tanto, tienen efectos diferentes. Es la diferencia que existe entre la corriente eterna del río Yang Tse y una crecida repentina. Pero, ¿cuál es la actitud necesaria para confrontarse con algo que ninguna fuerza espiritual puede vencer? Un proverbio dice: “Una rata, al verse atrapada, muerde hasta a la gata”. Un enemigo que enfrenta la muerte no depende de nada, olvida su vida misma, olvida sus necesidades, se olvida de sí mismo; es libre. Su voluntad es como el acero. ¿Cómo podrías vencerlo con una energía espiritual pretendidamente propia?.



Entonces se acercó una gata gris aún más vieja, inclino su cabeza y dijo:

-Sí, es verdad. Es tal como lo dices. No importa cuán grande sea la energía psíquica, siempre adopta una forma. Por ello, durante mucho tiempo busqué desarrollar el poder del corazón. No soy Yo quien ejercita este poder para derrotar espiritualmente a los demás (el “ego” de los otros gatos. Como la primera gata, he dejado de pelear, me reconcilio con el adversario, me hago uno con él y no me opongo a él en modo alguno. Cuando es más fuerte que yo, cedo, me someto, por así decirlo, a su voluntad. Si una rata desea atacarme, por más fuerte que sea, no halla sitio que atacar. Pero la rata de hoy no se guiaba por las reglas. Apareció y desapareció, inapresable como un fantasma. Nunca había visto algo igual.

La vieja gata respondió:

-Lo que llamas reconciliación no procede del Ser, de la Gran Naturaleza. Es una conciliación artificial, caprichosa: un truco. Buscas conscientemente evitar la agresividad del enemigo pero, si piensas en él, por más furtivo que tu pensamiento sea, él percibe tu intención. Y entonces, aunque te muestres conciliatoria, tu mente está lista para el ataque, está preocupada; tu percepción y tus acciones se hallan profundamente perturbadas. Todo lo que emprendes con una intención consciente obstaculiza la vibración original de la Gran Naturaleza, impide el fluir de su fuente secreta y perturba el curso de su movimiento espontáneo. La única manera de adquirir una forma inapresable es no pensar en nada, no desear nada, no hacer nada, abandonarse, en los movimientos, a las vibraciones del Ser. Nada surge entonces como forma oponente, por lo tanto no existe adversario que pueda resistir.

No significa que todo los que han tratado de ejercitar carezca de valor. Cada cosa que han dicho podría ser una manera de seguir el Camino. Técnica y Corazón pueden ser idénticos. Y cuando esto sucede, la Gran Naturaleza, el “principio activo”, se integra a la técnica y manifiesta en la acción del cuerpo. La fuerza del gran Ch’i se pone al servicio de uno. El que posee un Ch’i libre sabe cómo encarar cada cosa de manera correcta, con infinita libertad. En la batalla, su mente, en estado de reconciliación, sin usar fuerza, no cede ante oro ni piedra. Sólo una cosa cuenta: que no entre en juego ni un vestigio de autoconciencia. De lo contrario, todo está perdido. Si se piensa en la meta, aunque fugazmente, todo se torna artificial. Ya no surge del Ser, de la vibración original del Bloque no tallado, y el enemigo deja de estar a tu merced y te resiste.

Entonces, ¿qué procedimiento, qué arte, debemos usar? Sólo cuando eres libre de todo vestigio de autoconciencia (un estado sin mente), sólo cuando “actúas sin actuar”, sin intención, sin artificio, en armonía con la Gran Naturaleza, sólo entonces estás en el Verdadero Camino. Abandona todas tus intenciones, ejercita la no-intencionalidad y deja que el Ser sea. Este Camino no tiene fin y es inextinguible.

Y la vieja gata agregó algo aun más sorprendente:

-No crean que lo que acabo de decir es la verdad última. No hace mucho tiempo, conocí a un gato que vivía en una aldea vecina. Día tras día no hacía otra cosa más que dormir. Nada en él daba indicios de algo parecido a una fuerza espiritual. Allí estaba, recostado como un trozo de madera. Nunca nadie lo había visto cazando una rata. Pero donde él vivía, y en los alrededores, no había ninguna rata.

Donde él iba, las ratas desaparecían. Un día lo visite y le pedí que me explicara el misterio. No me contestó. Tres veces repetí la pregunta. Permaneció en silencio.

No era que deseaba responder sino más bien que no sabía que decir. Entonces comprendí que el que sabe algo no lo sabe. Ese gato se había olvidado de sí mismo y, por lo tanto, había olvidado todo lo que lo rodeaba. Se había transformado en “nada”, llegando al grado más elevado de no-intencionalidad. Podemos decir que había hallado el Camino divino del guerrero: prevalecer sin matar. Este gato en mucho me aventaja.


Shoken, que escuchaba todo esto como en sueños, se acercó y saludando a la vieja gata, dijo:

-Desde hace mucho tiempo practico el arte de la espada pero no he alcanzado la maestría. Escuchando tus comentarios creo haber comprendido la dirección que debo seguir. Pero verdaderamente deseo que me digas algo más acerca de tus conocimientos.

La gata preguntó:

-¿Cómo podría serte de utilidad? No soy más que un animal y me alimento de ratas. ¿Qué sé yo de cuestiones humanas? Lo único que sé es que el significado del arte de la espada no reside en vencer al adversario. Y que en este Camino es posible llegar a ver las cosas desde la luz que está más allá de la ilusión de vida y muerte.

Un verdadero guerrero, a través de sus ejercicios, debe dedicarse al entrenamiento espiritual en busca de esta visión clara. Para ello, debe ante todo explorar las doctrinas básicas de Ser, de la vida, de la muerte y del principio de la muerte. Pero sólo aquel que se ha liberado de todo lo que lo aparte del Camino, especialmente de los pensamientos que lo atan y limitan, puede alcanzar la gran claridad. Libre de perturbaciones, confiando en sí mismo, liberado de su ego y de todo lo demás, el Ser y sus movimientos se manifestarán a través suyo en completa libertad tal como es necesario. Pero si existe apego en su corazón, por más tenue que sea, el Ser se ve obstaculizado y atascado. Y cuando hay un “atascado en sí mismo”, siempre aparece otro “atascado en sí mismo” que se opone al primero. Entonces, dos fuerzas se oponen y luchan por existir y las mejores funciones del Ser, capaces de producir cualquier cambio, quedan inhibidas. Luego, si aparece la muerte, la claridad propia del Ser está perdida. En ese estado, ¿cómo puede uno confrontar al enemigo de manera correcta y contemplar con calma la victoria o la derrota?.

Aun cuando uno salga victorioso, sólo será una victoria ciega que no tiene nada que ver con el verdadero sentido del arte de la espada. El Ser en sí está más allá de las formas. Y no acumula propiedades. Por eso, si uno se aferra al más mínimo objeto, la gran Fuerza queda allí atrapada y el equilibrio original está perdido.

Cuando el Ser se apega a algo, ya no es libre de moverse y de fluir en su abundancia plena. Si se altera el equilibrio del Ser, su fuerza desborda por donde puede.

Libertad significa que si uno no acumula nada, si se apoya en la nada, si no se atasca con nada, no hay fuerza ni fuerza-que-se-oponga, no hay yo ni yo-que-se-oponga. Entonces, si sucede algo, el encuentro es como si fuera inconsciente y no deja huellas. En el I’Ching se dice: “Sin pensar, sin actuar, sin movimiento, en silencio total; sólo así es posible la presencia interior, totalmente inconsciente, del Ser y de la Ley de las cosas y, finalmente, hacerse uno con el cielo y tierra”.

El que practica el arte de la espada de este modo, y vive de acuerdo con ello, está cerca de la Verdad del Camino.



Al oír esto, Shoken preguntó:

-¿Qué quiere decir que no hay yo ni yo-que-se-oponga, ni sujeto ni objeto?

La vieja gata respondió:

-Cuando existe un yo, existe un enemigo. Si no nos manifestamos como Yo, ya no habrá un adversario. Lo que llamamos “adversario” no es más que otro nombre para “oposición”. Mientras haya una forma, siempre habrá la forma opuesta. Cada vez que algo se fija, aparece una forma característica. Si no concibo mi Ser en términos de una forma en particular, ya no existe la forma que se opone. Cuando no hay oposición, no existe nada que esté en contra. Es decir que si no hay un yo ni un yo-que-se-opone, si uno se abandona completamente y se libera de todas las cosas, uno está en armonía con el universo, se unifica con todas las cosas, en la gran Soledad. Aun cuando desaparece la forma del enemigo, uno no lo nota. No es que no lo perciba, sino que no se detiene en ello; la mente se mueve constantemente libre desde la profundidad del Ser.

Si la mente está libre de toda atadura, el mundo, tal como es, nos pertenece por completo y es un mundo único que nos incluye. Se lo percibe más allá de bien y mal, simpatía o antipatía. Ya nada ni nadie puede molestarnos, porque no hay apego. Todo par de opuestos, ganancia y perdida, bien y mal, alegría y sufrimiento, se origina en nosotros mismos.

Por esta razón, en toda la extensión de cielo y tierra no hay nada más valioso que nuestro propio Ser. Un poeta antiguo dijo: “Si ya no te aferras a nada, la cuna más estrecha es espacio suficiente; pero si en tus ojos hay una partícula de polvo, el universo entero te resultará estrecho”.

Porque si en tu ojo hay una partícula de polvo, no puedes abrirlo y, por lo tanto, no tienes clara visión, esa visión que sólo es posible cuando el ojo está vacío. Esto puede servir como analogía para el Ser, que es luminoso, libre en sí de toda forma.

Otro poeta dijo”: Rodeado de enemigos, aunque soy extraordinariamente fuerte, sería aplastado si solo fuera forma. Pero el Ser mora en mí y ningún enemigo puede comprender su profundidad”.

Confucio dijo: “el Ser, aun el de un hombre simple, no puede ser arrebatado.

Pero si la mente se perturba, el Ser se vuelve en contra de nosotros. Es todo lo que puedo decirles. Recójanse y busquen dentro de sí”.

Un maestro sólo puede informar a su discípulo y ofrecerle una explicación. Pero el único que puede reconocer la verdad e integrarla es uno mismo. Esto es lo que se llama integración del Ser. La transmisión se hace de corazón a corazón. Está más allá de toda doctrina y erudición. Esto no significa contradecir al maestro.

Simplemente quiere decir que aun un maestro puede ser incapaz de transmitir la verdad. La verdad no es exclusividad del zen.

En toda enseñanza y en todo arte, la integración del Ser siempre ha sido el hilo central, y esto sólo se puede transmitir de corazón a corazón. La “enseñanza” se limita a indicar, nos orienta hacia eso que ya está dentro de nosotros sin que lo sepamos. No hay secretos que el maestro pueda “transmitir” al discípulo. Es fácil enseñar y es fácil escuchar. Lo difícil es hacerse consciente de eso que hay en uno, encontrarlo y tomar verdadera posesión de ello. Esto se llama “Observar la propia naturaleza, observar la gran naturaleza”.

Cuando esto se produce, experimentamos el Satori, el gran Despertar del sueño y de todas las ilusiones. Despertar, ver dentro del propio Ser, percibir la Verdad de Uno Mismo: distintos nombres para la misma cosa.

Maestro zen Ito Tenzaa Chuya.

El texto proviene de una escuela de esgrima japonesa de principios del siglo XVII.

sábado, 23 de octubre de 2010

Se fue "El Sabalero"


José Carbajal “El Sabalero” era uno de esos cantantes tan nuestros que aunque no fueras a verlo o compraras sus discos, forman parte de vos. Toda la vida escuchaste sus canciones, pocas pero buenas, son como la música de fondo de tu país.

Sabés que anda por ahí, lo das por sentado y cuando una mañana te enterás que murió, no lo podés creer.

Y te das cuenta porqué algunas personas cobran otra dimensión después de morir. Empezás a valorar su obra de otra manera, más allá de la gran persona que todos dicen que fue y un gran contador de historias, lo veías aprontarse y ya se estaba riendo, mientras contaba y era maravilloso, muy disfrutable.

Pero empezás a rememorar las canciones desde las compuestas antes de los veinte años como “Chiquillada” hasta “La muerte” que es impresionante (la pueden leer y escuchar en http://usaelreflejo.blogspot.com/2010/10/la-vivio-lindo.html ), y hay tanta poesia.

Aquí cuenta un poco de sus primeros años de vida hasta que entró a trabajar a la fábrica textil donde permaneció seis años antes de venirse para Montevideo y dedicarse por entero a la música, torciendo el destino que como dice él podía haber sido el suyo, como el de tantos muchachos de su pequeña ciudad del interior.


“Nací el día de las playas del 43' en Juan Lacaze o Puerto Sauce, un lugar precioso sobre el Río de la Plata, ahí en el Departamento de Colonia. Cuando era chiquilín, había dos fábricas que regulaban la economía de toda la población. La textil con unos 1.800 obreros y la papelera con unos seiscientos.

Eran los años de la posguerra y mucha gente del campo y de los pueblos vecinos y no tan cercanos, llegaba en busca de trabajo como lo habían hecho mis padres en el 40 y esa gente se iba estableciendo en los alrededores creando barrios nuevos. Así fue creciendo el paisaje de casitas con terreno y el pueblo se extendió a lo largo de la costa.

Las chimeneas altísimas se levantaban por sobre las aguas amarronadas del Plata, por sobre las interminables dunas donde los pescadores tenían sus chozas, sus perros, sus redes tendidas al sol y sus botes a pocos metros de las gaviotas y los caraos. Y pasando los médanos, un poquito más allá, en los barrios verdes de plátanos y paraísos, el viento secaba mamelucos y guardapolvos recién lavados.

Fuimos creciendo en la libertad de las lagunas rebozantes de palometas, juncales y pájaros con todos los colores y con todas las melodías. En la pesca del sábalo a la orilla del enorme río, dura pero divertida. Con las chimeneas delante de los ojos, que esperaban nuestros catorce años para abrir el portonazo de hierro y tragarnos para siempre... y ese sería nuestro destino en el mejor de los casos.”

Quién no corrió de chico detrás de un “panadero” (diente de León), aquí era tan común, muchas cosas que cantaba el Sabalero ya se perdieron, quedan en sus canciones para volver a vivirlas.