"No existe ninguna fórmula ni método secreto. Se aprende a base de amar: prestando atención, y haciendo lo que se descubre que hay que hacer"
Aldous Huxley

jueves, 16 de septiembre de 2010

Bichito de la humedad en el rincón


Hombre que supo carecer de un interés por lo diminuto, Laberíntico Simple. Pero una mañana, va y se levanta, y antes de mirarse al espejo, de mientras se lavaba la cara en la palangana, ve una cosa que se mueve en un rincón. Era una cosa menuda, como quien dice una cosita. Nada como pa salir corriendo, ni pa llamar a los vecinos, pero cuando uno ve que algo se mueve, y más si se mueve en un rincón, y si no es común que algo se mueva en ese rincón que uno conoce, porque es uno más de los rincones de la casa, de los tantos conque uno convive sin prestarle atención porque un rincón, salvo que tenga algo que se mueve, no se destaca como un espacio interesante, es normal, entonces, que uno se agache, que Laberíntico se agachara a ver aquello que se movía. El hecho de que se haya agachado, está diciendo a las claras que era un rincón de los de abajo, de los que van contra el piso. Cuando el hombre fijó la atención en aquello, no dudó de que se trataba de un bichito de la humedad, conocido también como "bolita", por su capacidá pa convertirse en pelotita. Y eso fue lo que le hizo el bichito a Laberíntico en cuantito lo agarró y lo puso en la palma de la mano. El hombre tuvo ganas de aplaudirlo, pero se frenó, y él, que tantas veces había visto bichitos similares, lo puso sobre la mesa, y mientras preparaba el mate lo miraba de reojo. De pronto se empezó a abrir, y le llamó la atenciòn la cantidad de patitas que tenía el diminuto: "¿pa dir a dónde precisará tanta pata?", se preguntó y le pareció injusto que el hombre, que tiene que andar de un lau pal otro de la mañana a la noche, cargando semejante cuerpo como es el humano en general, tuviera solo dos. Lo fue a tocar, y el bichito vuelta a cerrarse. Lo agarró sin apretar y enderezó pal boliche El Resorte. Llegó, dentró, saludó, puso el bichito arriba del mostrador, lo señaló y dijo: "Cuando tiene miedo se cierra, y cuando supone que pasó el peligro se abre. ¿Pero de qué tiene miedo, y en qué se basa pa suponer que pasó el peligro?".
Hubo un silencio y algunos se arrimaron a mirarlo de cerquita.
El tape Olmedo, lo miró apenas, y después de un trago armó un tabaco, volvió a mirar al bichito con mas detenimiento, y afirmó como pa no dejar lugar a dudas.
- Siempre fue un misterio.
Y no se habló más del asunto. No daba.


Este cuento pertenece al inolvidable creador de Don Verídico, Julio César Castro(1932-2003) más conocido como "Juceca", narrador, humorista, dramaturgo y actor uruguayo, dueño de un humor absurdo y tremendamente poético a la vez. Nos hizo reír por muchísimos años, con su peculiar y luminosa forma de ser. Su último trabajo, fue participar en el guión y actuar en una película llamada "El viaje hacia el mar", donde se cuenta la historia de seis amigos del interior que emprenden la peripecia en un viejo camión de llegar a la costa y conocer el mar.

4 comentarios:

  1. En mi pueblo estos bichitos se llaman "cochinillas" ...de crio solía jugar con ellas.El texto corto pero intenso...dan ganas de conocer más de los personajes.No conocía a Juceca(buscaré más sobre el) e intentaré ver esa peli que recomiendas...un placer visitarte.Un abrazo

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  2. Me hizo sonreir el bichito en cuestión que conozco de sobra como tantos
    verdaderamente da pá mucho el tal bichito y los rincones , no digamos

    saludos cariñosos

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  3. Gracias por compartir uno de los cuentos de Don Verídico, tan tiernos y queribles.
    Un abrazo.

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  4. Hola, gracias por presentarmelo, quiero conocerlo mas. lo buscaré, ¿ tienes mas de el aqui? Gracias.

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