"No existe ninguna fórmula ni método secreto. Se aprende a base de amar: prestando atención, y haciendo lo que se descubre que hay que hacer"
Aldous Huxley

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El extraño caso de Mr. Dadd



Historia extraña e inquietante como pocas es la del pintor inglés Richard Dadd (1817-1886) un excelente dibujante y pintor victoriano que se dedicaba a pintar toda clase de seres fantásticos con gran realismo y precisión. A los 25 años emprendió con un amigo un viaje iniciático por Italia, Grecia, Turquía y Egipto. Después de una gran insolación y unos cuantos días dedicado a fumar opio y demás, se evidenció que no estaba bien. A la vuelta convencido de que era un mensajero del dios Osiris cuya misión era exterminar de la tierra a los emisarios del mismísimo demonio, terminó con la vida de su propio padre y trató de llevarse a alguno más de una larga lista que había confeccionado. Huyó pero afortunadamente lo atraparon en Francia y pasó 42 años en una variedad de manicomios para criminales de la época.



Pero he aquí que cuando estaba internado y dio por terminada su misión de emisario del dios y volvió a su oficio de pintor, realizando distintas pinturas, logró su obra más acabada, su obra maestra: un pequeño óleo apenas 67 cm x 52,5 cm intitulado “El golpe maestro del leñador duende” cuya realización le ocupó 10 años y que dejó inacabado al ser trasladado a otro manicomio.



Pero dejo al escritor y filósofo Fernando Savater seguir comentándoles, como solo él sabe hacerlo, esta perturbadora creación y su significado:

En un escenario de abigarramiento obsesivo, pintado al microscopio, sin huecos ni alivio, el anónimo leñador se dispone eternamente a descargar su hachazo definitivo sobre una gigantesca castaña. Diversos personajes de fábula, elegantemente hechizados o grotescos, margaritas atentas, juncos, frutos caídos, observan con aliento suspenso la ejecución de lo inminente. Quizá esperen ser rescatados por ese sacrificio a la vez implacable e incruento, duplicación misteriosa de aquel otro, sanguinario, que los esclavizó en el jardín alucinante. Es la vivencia desgarradora del tiempo en la acción lo que está allí pintado, como bien resume Octavio Paz en su comentario de la obra: "La espera es eterna: anula el tiempo; la espera es instantánea, está al acecho de lo inminente, de aquello que va a ocurrir de un momento a otro: acelera el tiempo".

Eterno retorno de lo mismo tan raudo que ni siquiera llega a ocurrir la primera vez, y así consigue su particular infinitud, juntamente opresiva y fascinadora. En el pequeño óleo no se distingue ni una pincelada: las figuras no parecen pintadas, sino injertadas en un decorado tangible.

Trasladado a Broadmoor, Richard Dadd regaló su obra maestra inacabada a uno de sus enfermeros. En su nueva penitenciaría sobrevivió aún 21 años, hasta el 8 de enero de aquel 1886. Oh tú, visitante de la Tate Gallery, detente un momento ante este momento detenido del leñador mágico, reflexiona sobre el peso de lo irrevocable y da gracias por tu frágil cordura al oscuro destino que ignoras."



2 comentarios:

  1. Amo aprender ...venir a verte ...a veces de puntillas y reflexionar o darme cuenta que lo que se cuenta es sabido por el alma y sonrió... también descubro soy solo una gota en el océano y sonrió ...besos y gracias mil

    ResponderEliminar