"No existe ninguna fórmula ni método secreto. Se aprende a base de amar: prestando atención, y haciendo lo que se descubre que hay que hacer"
Aldous Huxley

sábado, 7 de noviembre de 2009

La espiritualidad de las mujeres




Ya se ha dejado atrás el tiempo en que el feminismo intentaba demostrar que las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres. Hoy los movimientos feministas se ocupan más de valorar, definir, y sacar a luz nuestras particulares aptitudes

Hubo un comentario del amigo Ferran del blog “Al otro lado del espejo” que inspiró esta entrada., nombró tres palabras: entrañable, delicado y hecho con amor.

La espiritualidad femenina para mí es eso, crear un clima donde las cosas se den, sin que siquiera te des cuenta, impregnar e impregnarse. Encontrar un camino, como dice Castaneda en palabras de “Don Juan” con corazón. El camino mismo va siendo la meta.


Pero veamos un poco las diferencias:

El filósofo y erudito Ken Wilber habla de su experiencia con Treya, su esposa: “Arriba el Cielo y abajo la Tierra. Cielo y Tierra. Entonces comencé a pensar en Treya, en los últimos años en que ella había vuelto a sus raíces terrenales, a su amor por la naturaleza, la creación, la feminidad, la sinceridad, la confianza y la atención. Yo por mi parte estoy donde me gusta estar, donde me siento en casa, en el Cielo que, según la mitología, no es el mundo del espíritu sino el mundo apolíneo de las ideas, la lógica, los conceptos y los símbolos. El Cielo es de la mente y la Tierra del cuerpo. Yo me dedico a tomar los sentimientos y relacionarlos con las ideas mientras que Treya, por su parte, se ocupa de recoger las ideas y conectarlas con los sentimientos. Yo voy de lo particular a lo universal y Treya de lo universal a lo concreto; a mí me gusta pensar y a ella le gusta crear; a mí la cultura y a ella la naturaleza; yo cierro la ventana para poder escuchar mejor a Bach, mientras que ella, por su parte, apaga a Bach para poder oír mejor el canto de los pájaros.

Pero en las grandes tradiciones, el Espíritu no se encuentra ni en el Cielo ni en la Tierra sino en el Corazón. Desde este punto de vista, el corazón ha sido considerado como el punto de integración o de unión entre los Cielos y la Tierra, el punto en el que la Tierra sustenta al Cielo y el Cielo enaltece a la Tierra. Ni los Cielos ni la Tierra por si mismos pueden capturar al Espíritu; sólo su justo equilibrio _que únicamente puede hallarse en el Corazón_ abre la puerta secreta que conduce más allá de la muerte, la mortalidad y el sufrimiento.


Y eso era lo que Treya había hecho conmigo, lo que cada uno de nosotros había hecho por el otro: señalar el camino que conduce al Corazón. Cuando Treya y yo nos abrazamos, el Cielo y la Tierra se funden, Bach y los pájaros se ponen a cantar a coro y la felicidad se despliega ante nosotros.”



Por su parte Treya cuya historia es una de las más impresionantes, por la valentía y sinceridad con las que afrontó su enfermedad y su muerte a edad tan temprana, reflexionaba al respecto:

“El nuestro es un trabajo habitualmente invisible que carece de título, jerarquía y estatus, pues ya sea en una familia, en una comunidad o en cualquier otro entorno más evidente, el nuestro es un trabajo sin forma, el trabajo de crear un estado de ánimo, una situación, un clima”.

“La espiritualidad femenina está menos orientada hacia la consecución de objetivos, es más envolvente, más abarcadora, más carente de forma y, por ello mismo, puede contribuir a modificar notablemente nuestra concepción de la Iluminación".

“La espiritualidad de las mujeres resulta difícil de ver, difícil de definir ¿cuáles son las etapas, los pasos y el entrenamiento a seguir?, ¿acaso tejer o hacer crochet es tan bueno para entrenar la atención y apaciguar la mente como la meditación?.”


Carol Gilligan descubrió que el razonamiento moral de las mujeres es muy distinto al de los hombres, mientras éstos basan sus decisiones en reglas, juicios y derechos, las mujeres tendemos a valorar los sentimientos, los vínculos y las relaciones. Prestamos atención a aspectos diferentes.

Un ejemplo típico de ella es el siguiente: un niño quiere jugar a los “piratas” pero su amiguita prefiere jugar a “las casitas”. Así que la niña más conciliadora y más atenta a las relaciones, puede decir: “Muy bien, tu puedes ser el pirata que vive en la casa de al lado”.

Otro ejemplo: cuando los niños juegan al fútbol y uno de ellos falla y se hecha a llorar, una niña puede decir: “Denle otra oportunidad”. Los niños, por su parte suelen responder: “No, las reglas son las reglas. Está eliminado” Según Gilligan los niños se saltan los sentimientos para salvar las reglas mientras que las niñas se saltan las reglas para preservar los sentimientos. Ambas facetas son muy diferentes pero resultan igualmente importantes en el mundo real".



Existen modelos espirituales netamente masculinos en mi opinión, como el budismo zen y existen modelos femeninos como lo es Findhorn, o la Wicca .

Quizás en este nuevo tiempo los límites tan definidos se difuminen y ya no se hagan tan evidentes sus diferencias. Hace tiempo, oí decir a una mujer en una comunidad de artes, que seguía un modelo similar a Findhorn. Y se invitaba a grupos muy dispares a mostrar sus actividades, que en definitiva, de lo único que se trataba era de seguir el camino del Amor.

Por mi parte siento que mi equilibrio se encuentra disfrutando de una espiritualidad relajada pero diligente, sin prisa pero sin pausa, sembrando y dedicándome a contemplar como crece la cosecha…



3 comentarios:

  1. Gracias por presentarme a Ken Wilber.Explica muy claramente,ahora estoy segura que la mujer debe recuperar su lugar en la sociedad si queremos salvar el planeta.Bendiciones.

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  2. El equilibrio es una de llaves para abrir las puertas a un mundo mejor.
    Muy interesante este texto.
    Gracias por compartirlo.

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  3. Sí. Una espiritualidad que nos sea propia. Como mujeres y como criaturas únicas.
    Y con tu permiso me copio el texto de Wilber y el video para mi blog.
    Besos.

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